Obesidad Infantil

La obesidad infantil es una enfermedad que tiene como origen una causa compleja, de etiología multifactorial, en la que interactúan factores individuales, genéticos, conductuales y ambientales, incluyendo estilos de vida. La Organización Mundial de la Salud (OMS) habla de ella como la mayor crisis de la salud pública en el mundo. En su informe de 2014, ya se habían registrado 42 millones de niños menores de 5 años con sobrepeso. Y se estima que las cifras continúen aumentando ya que para el año 2025 se prevé que unos 268 millones de niños de entre 5 y 17 años tengan sobrepeso en todo el mundo, de los cuales 91 millones serán obesos.

La obesidad infantil está asociada a varias complicaciones de salud graves y a un riesgo de sufrir ciertas enfermedades de forma prematura, como las cardiovasculares, la diabetes, el síndrome metabólico y ciertos tipos de cáncer. Otro de los principales problemas es que, si no se actúa de forma preventiva y no se hace nada en los primeros años de vida, los niños pequeños obesos tienen muchas probabilidades de continuar siéndolo en la edad adulta.

¿Por qué hay niños obesos?

Las razones son varias y las causas de la obesidad a menudo se describen como simplemente el desequilibrio de la ingesta de energía y el gasto de energía. Sin embargo, deben tenerse en cuenta las “causas de las causas” de la obesidad, entre las que se incluyen los comportamientos de alimentación, la actividad física y las conductas sedentarias de los niños. Estos determinantes deben considerarse dentro del contexto de la familia, la escuela, el entorno social del niño y los profesionales sanitarios.

Frente a este escenario, el control de la obesidad durante la infancia se ha convertido en un imperativo importante. Las estrategias de prevención requieren enfoques multidisciplinarios intensivos, centrados en el contexto vital del niño y también en su entorno, que se adapten, además, a los distintos grupos de edad y entre las que destacamos:

  1. La OMS recomienda, para niños y adolescentes de 5 a 17 años, un mínimo de 60 minutos al día de actividad física de intensidad moderada; cuanto más tiempo de ejercicio físico, mayores beneficios. Recomienda, además, que el ejercicio sea, en su mayor parte, aeróbico.
  2. Los comportamientos alimenticios que se establecen durante la infancia persisten en la edad adulta. Por tanto, fomentar una alimentación sana y equilibrada en esta edad, en la que se priorice el consumo de frutas y hortalizas, legumbres, proteínas, hidratos de carbono y lácteos, ayudará a prevenir los casos de obesidad infantil y a que los buenos hábitos se mantengan en la edad adulta.
  3. Según los expertos en ocasiones “las alteraciones del sueño son causas de obesidad y, por ello, es fundamental mantener una regularidad en el número de horas que se duermen y en el horario que se lleva a cabo”. La clave sería “siempre a la misma hora, todos los días”. La reducción de las horas de sueño ha aumentado en los últimos años, empujado sobre todo por la irrupción de los aparatos electrónicos que, según los expertos, “contaminan” el descanso de los niños y favorecen el sedentarismo.
  4. Cuanto más pronto los niños aprendan a reconocer cuáles son los hábitos saludables (de sueño, ejercicio y alimentación), más sanos estarán y más fáciles serán de mantener en la edad adulta.

En Nutriclinic tenemos una consulta especializada e integral en el manejo nutricional de los niños y niñas a partir de los 12 años. Brindamos un servicio que incluye no solo al niño y al adolescente con sobrepeso y obesidad, sino también a sus padres. Estamos convencidos que a veces la herencia no está en padecer la obesidad, que puede influir, a veces y de forma habitual la herencia esta en los inadecuados y pocos saludables hábitos alimentarios que tenemos los adultos y se los trasmitimos a nuestros hijos. Tratar a la familia es más ventajoso y saludable que tratar solo a un individuo. Para mayor información contáctenos a través de nuestra página web o por teléfono.